Un día te levantas con el pie izquierdo. No nos damos cuenta, quizás si lo supiésemos le haríamos el gran favor al mundo de seguir durmiendo en vez de lavarnos la cara y echarnos a la calle, qué le vamos a hacer.
No se le dan más vueltas, algo va mal y no podemos arreglarlo, el día que se tuerce, se tuerce desde bien temprano hasta que nos dormimos, "mañana Dios dirá".
Nos dan malas noticias, nos salen las cosas mal, nos manchamos con las lentejas, nos deja de pintar el bolígrafo, nos entra una pestaña en el ojo, nos sale un grano en la frente, nos equivocamos de hora, nos llueve, se nos rompe el paraguas, nos sigue lloviendo, nos salpican los coches al pasar, sigue lloviendo...
Es como si alguien quisiera advertirte de que tu karma está en números rojos. Siento que me parezco al tonto de la película al que le gastan todas las bromas pesadas. Ser el espectador es divertido...desde el sillón... para ver cómo empeora la situación paulatinamente y reírte a carcajadas señalando con el dedo, pero cuando se ve desde abajo no hace ninguna gracia...
Habrá que aguantar el chaparrón.
Por cierto, felíz San Corte Inglés.
Hay veces que a uno le pasa todo esto en un mismo día. Pero bueno de los errores también se aprende.
ResponderEliminarMuy buena la entrada, Irene. Me gustaría saber si lo has escrito por algo especial que te haya pasado o sólo fue idea que se te ocurrió en su momento?
Un saludo !
Días malos tiene todo el mundo, ¿no?
ResponderEliminarAyer me tocó a mí, pero tengo que añadir algo... ayer alguien hizo que se me olvidara todo lo que me pasó con un ramo de flores muy especial...
Así que supongo que a pesar de todo los malos días también pueden tener salvación.
Gracias, Suhil, por seguirme!!