A veces me paro a pensar en la cantidad de personas que conocemos a lo largo de nuestra vida (y las que nos quedan).
Cuando coincidimos con alguien que, a pesar de los intentos de llevarnos bien con ella, no nos ha aportado nada bueno, sino todo lo contrario, aprendemos de ello. Identificamos cada vez más rápido y con más facilidad si la persona que nos han presentado nos dará problemas o no. Pero a veces nuestro instinto nos falla, y es ahí donde la experiencia se convierte en prejuicio, que es lo que nos transforma en la persona problemática.
¿Cómo podemos evitar que eso suceda?
No se puede.
Cuando coincidimos con alguien que, a pesar de los intentos de llevarnos bien con ella, no nos ha aportado nada bueno, sino todo lo contrario, aprendemos de ello. Identificamos cada vez más rápido y con más facilidad si la persona que nos han presentado nos dará problemas o no. Pero a veces nuestro instinto nos falla, y es ahí donde la experiencia se convierte en prejuicio, que es lo que nos transforma en la persona problemática.
¿Cómo podemos evitar que eso suceda?
No se puede.
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