28 may 2011

Un día en soledad

Admito que la música es uno de mis mayores placeres y que hablar, una de mis perdiciones, pero creo que no existe nada equiparable a sentir el silencio rodeándote. Me gusta pensar que solamente en esos momentos de paz y tranquilidad abrimos la mente y mantenemos largas y plácidas conversaciones con nosotros mismos.

Hoy llevo todo el día sola. Casi nunca ocurre y menos ahora, ya que es época de exámenes y solemos estar siempre en el piso atados a la silla y con los codos en la mesa. También suelen dejarse caer por aquí mis padres los fines de semana, amigos... lo típico. Pero hoy no, hoy estoy perdida en mí misma, mirando a un libro de letra minúscula, leyendo sin leer, solamente deslizando la vista palabra por palabra, hasta que una chispa salta en mi cabeza y comienzo a divagar sobre las muchísimas cosas que deambulan por mi mente, sin rumbo. 

"Pero qué día tan maravilloso hace, ¿le habrán dado ya a los niños las notas? ¿tendrán ya vacaciones?, seguro que la playa está atestada de gente, y yo aquí sudando mientras intento comprender lo que leo, o al menos, mientras debería intentarlo

Menuda nube, y qué rápido va, debe hacer muchísimo viento, no me extraña, esto es Cádiz. Bueno, si hace tanto viento, seguramente la playa no esté tan llena, aunque los bares del paseo tienen que estar hasta arriba. ¡Vaya, una mosca!¿cómo habrá entrado?"

Cuando tenemos la certeza de estar solos y de que no nos va a sorprender nadie, ni nadie nos va a interrumpir, somos especialmente graciosos. Nos ensimismamos mirándonos un lunar, nos lo rascamos, hasta que nos descubrimos un padrastro, nos lo intentamos quitar, y en el proceso, ponemos caras raras, de esfuerzo, si se nos resiste, nos enfadamos, incluso lo maldecimos en nuestro interior. A veces canturreo algo y cuando me quiero dar cuenta tengo el puño cerrado justo delante de mi boca, como si agarrase un micro, poniéndole sentimiento, todo muy exagerado... 

Podemos pasarnos muchísimo tiempo en silencio, realizando cualquier tarea y sin decir una palabra, solamente pensando en ellas, charlando continuamente sin que se oiga nada.

La soledad también es importante, de hecho, pienso que a veces es necesaria, aunque en pequeñas dosis. Todavía hoy no he hablado con nadie y tengo la necesidad de decir algo en voz alta, porque, aunque resulte  absurdo, siento el impulso de comprobar que tengo voz.

Escuchar mi respiración, mirar al infinito... pero esperar que alguien entre por la puerta antes de que me vuelva loca...

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