4 jul 2012

Unos lo llaman fe

La voz de Freddie Mercury quebranta el silencio de la madrugada. Los vigorosos edificios de Cádiz duermen y sólo queda la luz amarilla y tenue de las farolas de mi barrio, a dos manzanas puedo ver el Hospital, insomne... La brisa fresca de esta cálida noche hace que inspire profundamente con los ojos bien abiertos y el vello de punta... los visillos se agitan tímidamente y su sinuosidad me adormece.

Me resisto a apagar el iPod y sucumbir al peso de mis párpados, no quiero dejar de oír su voz, significa tanto... Cuando algo va mal siempre tengo música de "emergencia". En realidad es una tontería, simplemente me acostumbré a escuchar ciertas canciones cuando me sentía mal por cualquier motivo. Canciones que me motivan... "Don't Stop Me Now" de Queen, por ejemplo.

Soy fan del grupo. Todavía me recuerdo a mí misma alucinando al ver por primera vez el video de "I Want to Break Free" parodiado por un programa de telecinco, (que por aquel entonces era una cadena respetable, por cierto), presentado, entre otros, por Florentino Fernández y Patricia Conde, el Informal, se llamaba... Recuerdo que pensé que era imposible que algún cantante en su sano juicio hiciera algún video en el que se le viera fregando vestido de mujer y que seguramente se trataría de una broma absurda de las muchas que hacían en el programa... qué equivocada estaba, cuánta locura, qué mágico era...

Muchos años han pasado ya desde que se fue y si mi poca cultura musical no me falla demasiado, diría que el año que se marchó él fue el año que vine yo. Qué antojadizo es el azar...

Realmente llevo todo el día pensando en el azar, el destino, la casualidad, Dios, qué más da. Creer es lo que importa, ¿no? Al fin y al cabo, la única diferencia entre los religiosos y los ateos o agnósticos es que nosotros no le llamamos "Dios".

El ser humano es de naturaleza curiosa e inquieta y para él es vital poder dar nombre a todo lo que le rodea. Al principio de nuestra evolución señalábamos el objeto o animal al que nos queríamos referir, pero aquello cambió de onomatopeyas y gemidos a palabras bien articuladas y con raíces determinadas formando, incluso, oraciones y frases estructuradas, lo que nos sirvió para transmitir conceptos e ideas abstractas, capacidad que nos eximía al fin de la limitada comunicación para la alerta o alimento que poseían y poseen nuestros primos los primates y demás animales sociales.

El lenguaje nos permitió referirnos a objetos sin que éstos estuvieran presentes. Hizo de una necesidad (la de comunicarse en caso de peligro, como defensa) la mejor manera de relacionarse y formar así, una población unida con conocimientos y cultura que podía pasar de generación a generación y ampliarse así con la experiencia.

Nuestro afán por clasificar y nombrarlo todo ¡por querer saberlo todo, de todo! ha sido nuestra perdición, porque no tenemos medios para el conocimiento infinito y para dar explicación a muchas cuestiones que hoy nos planteamos... A todo lo que no podemos darle un sentido y encontrarle un origen o una razón, lo transformamos en algo místico que supera nuestro entendimiento y lo relacionamos con Dios, azar, destino, casualidad...

Está en nuestra naturaleza. Es tan fuerte nuestra necesidad innata, congénita e inevitable de conocer y saber, que preferimos pensar que existe algo superior (que no podemos demostrar, ni ver, ni tocar, ni oír... que mantenga el equilibrio y en el que confiar nuestro destino, para bien o para mal) a admitir que aún no tenemos la capacidad para poder explicarlo, porque tenemos que tenerlo todo controlado, incluso lo que no podemos controlar.

Unos lo llaman fe, otros superstición. Todos necesitamos algo que esté por encima de nosotros, algo o alguien "metafísico" que pueda ayudarnos cuando la solución a un problema no dependa de nosotros, solamente... algo o alguien al que podamos dar las gracias si, contra todo pronóstico, aquello por lo que cerramos los ojos y rogamos o rezamos, se cumple.

El otro día volví de un examen y mi compañera de piso me preguntó si tenía algún amuleto que me diera suerte... Sí, lo tengo, aunque considero que es absurdo atribuirle el mérito de un aprobado (con las palizas que me pego de estudiar) a una pulsera y unos pendientes, los llevo puestos cuando me examino porque me dan confianza. Igual que a un católico le sirve rezarle a la Virgen o poner una vela. Es más fácil enfrentarse a la realidad (un examen, una entrevista, un largo viaje... LA VIDA MISMA) si crees que te protege y acompaña un "ente" superior del que depende tu dicha. Entonces, según nuestro adoctrinamiento, ese "ente" recibirá diferentes nombres...

¡Oh! El iPod se ha apagado... ¿Será una señal divina para que duerma y descanse?

No tentaré a la suerte... Buenas noches.

7 comentarios:

  1. ¡MARAVILLOSA ENTRADA!
    Ahora mismo me he quedado sin palabras para decir nada más. Cualquier cosa que escribiera, comentando esta entrada, sería insuficiente. Más adelante, si es posible, hablaremos...
    ¡Qué grande eres Irene!
    Un beso.

    ResponderEliminar
  2. Muchísimas gracias, Francisco... usted y mis nuevos seguidores, me animan a que continúe.

    Pero no es para tanto ¡solamente intento exponer lo que produce tormentas en mi cabeza!

    Me alegra mucho que le guste.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si las tormentas producen estos efectos, ¿qué pasará ahora, cuando te expongas al mar y al sol?

      Eliminar
    2. Intento escribir cuando algo me inquieta. Normalmente coincide con épocas de estrés, tensión, agobio... ¡los exámenes!

      Ahora tengo mucho tiempo y puedo completar y perfilar las entradas que empiezo a escribir y tengo que dejar por obligaciones.

      El sol y la playa también me inspiran, ¡claro!

      Un abrazo.

      Eliminar
  3. Me encantó visitarte Irene, tienes un blog, cálido.
    Todos tenemos alguna creencia....me gusta pensar en que hay algo más que lo físico, creo que nada es casualidad sino causalidad y que de alguna manera estamos todos conectados en éste maravilloso entramado cósmico.

    Cariños.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra mucho verte aquí, en el maravilloso blog de Irene, Adriana.
      Y aprovecho la ocasión para enviarte mi más afectuoso abrazo.

      Eliminar
  4. Adriana, bienvenida a mi blog.

    Muchísimas gracias por leerme y estaré encantada de que comentes en más ocasiones...

    ¡Hasta pronto!

    ResponderEliminar